Ir al contenido principal

Las Simuladoras | Cap 4: Un favor para un amigo

 Café Domingo, Palermo, Buenos Aires
5 de agosto, 11:45 hs

El lugar es pequeño, con luces tenues y aroma a café recién molido. En una mesa del rincón, Majo Martino juega nerviosa con la cucharita del cortado. Tiene lentes de sol pese a estar adentro, y una boina que le tapa parte del rostro. No quiere ser reconocida. A los pocos minutos, Cinthia Fernández entra al café. Lleva puesto un conjunto deportivo fucsia, tal vez un talle más chico, de esos que resaltan la entrepierna y los pezones. Todo lo contrario a la discreción que Majo esperaba.

FERNANDEZ: Supongo que no venís a contarme alguna data de Icardi...

MARTINO: No vine como colega. Vine… como clienta.

Cinthia se acomoda en la silla, mirándola con más interes. No es común que las famosas sepan de su... trabajo paralelo.

MARTINO: Es por Alex... Alex Canniggia... No da entrevistas, no sale, no jode... No es él. Desde que se separó de Melody, no volvió a ser el mismo. Y... me rompe el corazón.

FERNANDEZ: ¿Y querés levantartelo vos?

MARTINO: No, quiero que lo recupere ella... Quiero que vuelvan a cogerse con locura. Como antes. O más.

FERNANDEZ: ¿Vos sos consciente de lo que estás pidiendo, no?

MARTINO: Sé que ustedes pueden lograrlo. Sé cómo trabajan. Ustedes simulan… provocan… despiertan cosas. Y si hay alguien que necesita despertar algo, es Axel.

Cinthia hace una pausa. Luego, sin preguntar más, abre su cartera y saca un papel doblado con una dirección.

FERNANDEZ: Esta noche, a las 21, en esta dirección. Sé puntual... y andá sola...

Estudios abandonados Canal 2
5 de agosto, 21:00 hs

El ambiente es cálido, con luces bajas y olor a sahumerios que prendió Eugenia. En el centro hay una mesa rectangular de vidrio con carpetas y tablets. En un extremo, Pampita está de pie, erguida, en silencio. Sus ojos recorren a cada una. Alrededor están las demás. Majo se siente como una infiltrada.

ARDOHAIN: Bien. Tenemos un nuevo caso. Nivel emocional alto. Participación externa aprobada. Majo estará con nosotras en rol de asistente, bajo supervisión directa.

MARTINO: ¿Es en serio todo esto? ¿Es tipo… ¿una secta sexy?

FERNÁNDEZ: Más bien un quirófano. Acá no se juega, se ejecuta.

ARDOHAIN: Chinita, ¿tenés los perfiles?

SUAREZ: Alexander Dimitri Paul Caniggia, nuestra víctima. Hizo de todo, digamos que es un "ex mediático". 32 años, una hija, fruto de una relación con Melody Luz. Ella es bailarina, se conocieron en un reality, se enamoraron, pero hace poco tiempo se separaron.

MARTINO: Y desde que se separaron está hecho un pelotudo... perdón... seguí...

SUAREZ: Estuve revisando los posteos viejos de Alex y Melody. Videos, entrevistas, vivos... Ella todavía lo desea. Se muerde el labio cuando lo nombra. Se toca el pelo. Se tensa.

ESPOSITO: Sí, bueno, pero él está más muerto que la carrera de un ex Gran Hermano. Si no lo sacudimos, no va a reaccionar. Majo, ¿Vos podrías distraerlo un poco, no? Tipo... “amiga con derecho a charla intensa”.

MARTINO: ¿Vos querés que... lo seduzca?

ARDOHAIN: Queremos que lo predispongas. La atracción no se fuerza, se enciende. Beltrán. Dossier emocional, por favor.

BELTRAN: A-acá... Alex muestra síntomas de ruptura no resuelta: negación, apatía, sustitución con provocaciones públicas… También se aísla. Lo último que posteó fue una story de un alfajor.

GUIRAO: Entonces es hora de diseñar una situación que le devuelva el fuego que perdió

MORALES: ¿Y si le metemos una coreo sensual con Melody al final tipo “Bailando por un polvo”?

ESPOSITO: Me gusta. Pero primero hay que hacerla dudar a ella. Que sienta que lo está perdiendo, que lo ve deseado por otras... Una competencia sutil. Triangular el deseo.

SUAREZ: Podemos crear una cena, íntima, improvisada. Melody entra creyendo que va a ver a otra persona... y lo ve a él. Con otra. Con Majo, tal vez. Pero nada pasa. Solo tensión. Y luego, nosotras intervenimos. La atmósfera hace el resto.

ARDOHAIN: Perfecto. Cinthia, necesitamos un espacio cerrado, elegante, con espejos y acceso controlado. Que no pueda escaparse de lo que va a sentir.

FERNANDEZ: Tengo dos opciones. Una casa en Nordelta y un hotel boutique en Recoleta. Este último lo recomiendo más: tiene jacuzzi.

Martu levantó la mano como si estuviera en clase

MORALES: ¿Vamos a necesitar sexo grupal otra vez o es más romántico esta vez?

More la interrumpió, colorada

BELTRAN: Ay, Martu…

ARDOHAIN: Eso lo decidirá la tensión del momento. Nuestro trabajo es crear el contexto ideal para el reencuentro. Que no se puedan resistir. Que no puedan pensar en otra cosa.

GUIRAO: Si la chispa prende, nosotras desaparecemos.

MAJO: Gracias por incluirme. Quiero que lo logre. Él es... especial. No quiero que se pierda.

ARDOHAIN: Entonces ayudanos a que vuelva a ser quien era... 

Av. Juramento y Moldes, Buenos Aires
6 de agosto, 9:30 hs.

Eugenia está instalada en una oficina alquilada. Estilo noventoso, paredes con tapizados raros, una lámpara de lava sobre el escritorio. Tiene una peluca negra recogida en un rodete, lentes de marco grueso y una prótesis nasal que le cambia la cara por completo.

Melody entra a la oficina y la saluda, aún desconfiada de toda la situación.

SUAREZ: Melody, ¿cómo estas?

MELODY: Bien... vos sos Laura, ¿no?

SUAREZ: Exacto, Laura Stoffenmacher. Te llamé porque... tengo una propuesta para hacerte...

MELODY: Eso lo entendí, pero... No entendí bien qué es. ¿Una campaña? ¿Un corto?

SUAREZ: Un poco de todo. Estamos armando una propuesta artística. Movimiento, expresión, deseo… libertad. Algo que mezcle tu danza con una narrativa personal. Queremos mostrarte como nunca antes te mostraron.

MELODY: ¿Quién está detrás de esto? ¿Una marca?

Euge da vuelta la tablet que tenía sobre su escritorio. Frente a los ojos de Melody aparece el rostro de Pampita, sonriente, serena, detrás de un fondo blanco.

ARDOHAIN: ¡Hola, Mel! Disculpá que no esté en persona, pero quería darte la bienvenida. Este proyecto no es comercial. Es emocional. Creemos que tu historia tiene algo que vale la pena contar… desde tu cuerpo, tu mirada.

Melody sigue dudosa, desconfía un poco aunque ver a Pampita le trae recuerdos lindos. El hotel de los famosos, su mejor momento... Alex...

MELODY: ¿Mi historia? ¿Qué hay de interesante con mi historia, Caro?

SUAREZ: Tu historia es empoderante. Es la de una mujer que se reconstruye. Que baila sobre las ruinas de lo que alguna vez fue amor.

ARDOHAIN: No vamos a preguntarte nada que no quieras compartir. Solo te pedimos unos días. No será una filmación clásica. Pensalo como una experiencia.

MELODY: ¿Una experiencia?

SUAREZ: Vas a convivir con un equipo reducido, artistas, bailarines… Vamos a crear un espacio íntimo. Cada día va a ser diferente. Y si en el proceso aparecen emociones... no las frenes. Algunas historias no terminan donde creemos.

Melody juega con un anillo en su mano, nerviosa, pero intrigada a más no poder.

ARDOHAIN: Tenés 24 horas para decidir. Nadie más va a saber que estás ahí. Total anonimato. Como un retiro... pero sexy.

La videollamada se corta. Suárez y la víctima se quedan mirando, frente a frente. Si esto fuera una película, este es el momento previo al beso. Melody rompe el silencio con un tonito pícaro...

MELODY: Retiro sexy… ¿con final feliz?

SUAREZ: Eso depende de vos...

Barbería "Machos", Recoleta, Buenos Aires
6 de agosto, 11:00 hs.

El sitio es la clásica barbería moderna con paredes negras, espejos con luces y trap de fondo. Alex está tirado en una butaca de barbero. Gafas oscuras, pantalón jogger Adidas, pelo recogido en un rodete, una cadena colgando del cuello con su inicial. El barbero le está delineando la barba cuando entra Espósito, vestida con un blazer rojo corto, sin nada de ropa abajo, luciendo sus pechos perfectos; minifalda de cuero y botas. Peluca pelirroja lacia, gafas y carpeta en mano.

ESPOSITO: Disculpá que irrumpa en tu templo, Alex... pero el arte tiene urgencias.

ALEX: ¿Y vos quién garcha sos? ¿Y por qué hablás como si fueras Tarantino?

ESPOSITO: Máxima Cozzetti. Productora. Directora. Y si me dejás impresionarte: visionaria.

Una carcajada sarcástica inunda el lugar, opacando el sonido del motor de las maquinas de afeitar

ALEX: ¿Visionaria? ¿Y qué visionaste?

ESPOSITO: Una historia que nadie se animó a contar. La tuya.

Lali se apoya contra el sillón, lo observa con descaro. Tiene una actitud sensual, pero no ofrecida, sino misteriosa. El aura de misterio de Ardohain con la mirada que te desnuda de Suarez.

ESPOSITO: No quiero el Alex que grita en realities. Quiero al Alex real. El que ama, el que pierde, el que todavía siente que tiene algo para decir... con el cuerpo.

El "Xela" se endereza, medio desconfiado pero interesado.

ALEX: Mirá... te banco el chamuyo, eh. Pero no hago porno. (pausa) Al menos no gratis.

ESPOSITO: No es porno. Es arte erótico performático. Va a ser filmado, sí. Pero no se va a subir a ninguna red. Es privado. Exclusivo. Secreto. Como un sueño húmedo con presupuesto.

El emperador cruza los brazos, pensando, dudando.

ALEX: ¿Y qué tengo que hacer?

ESPOSITO: Ser vos. Pero sin filtros. Vas a convivir unos días con intérpretes y performers. Gente entrenada para seducirte, moverte, provocarte... y ayudarte a liberar todo eso que estás guardando.

Lali le pasa una tarjeta negra con letras doradas:

"Residencia Experimental – Proyecto Renacer"

ALEX: ¿Proyecto Renacer? Qué nombre de secta es ese…

ESPOSITO: Una que te va a interesar conocer...

Silencio. Alex la observa de arriba abajo, mezcla de desconfianza y morbo. Luego sonríe.

ALEX: ¿Y quiénes van a estar ahí? ¿Gente conocida?

ESPOSITO: Tal vez una cara del pasado… que todavía te mira en la oscuridad.

La pausa incomoda un poco a Caniggia. Se recompone con un chiste, para salir de la incomodidad.

ALEX: Mirá que si esto es una cámara oculta, los denuncio a todos. Pero si es posta…

ESPOSITO: Es posta. En 48 horas te pasa a buscar un auto. No necesitas llevar nada. Solo las ganas.

Alex la mira. Silencio. Nervios. Tensión.

ALEX: Ok. Si esto termina en una orgía artística... me re sirve.

ESPOSITO: Eso depende de vos, emperador.

Estudio Bienestar, Recoleta, Buenos Aires.
7 de agosto, 9:00hs

El lugar que Cinthia consiguió era interesante. Piso de cemento alisado, esculturas abstractas, olor a palo santo. Música suave y envolvente. Luz cálida de la mañana entrando por los ventanales.

Alex entra primero, solo. Viste ropa cómoda y deportiva, mochila al hombro. Camina sin apuro, mirando alrededor.

ALEX: Alta cueva de secta... me encanta.

Se le acerca Beltrán, vestida de blanco. No habla. Solo le indica que deje sus cosas en una habitación. Le ofrece un vaso de jugo verde. Axel lo huele, desconfía, y lo deja en una mesa.

De fondo, una voz dulce se escucha. Es Lali, ahora disfrazada con una túnica, y un aire espiritual impostado.

ESPOSITO: Bienvenido, Alex. Hoy comienza tu proceso de apertura. Te vas a reencontrar con una versión de vos que creías perdida.

ALEX: ¿Y me van a masajear el alma o algo más?

ESPOSITO: Eso lo decidirá la energía. En unos minutos vas a ingresar al primer espacio de conexión sensorial. Elegí con qué sentidos querés empezar.

Le muestra tres opciones escritas en placas de madera: Vista, oído y tacto

Alex toca la de tacto. Lali asiente, satisfecha.

ESPOSITO: Perfecto. Adelante, entonces.

La "sala sensorial" es el inicio de la trampa. Un espacio amplio, con cortinas blancas flotando. Luz tenue. En el centro, una suerte de cama oriental con telas. Sobre él, alguien está sentada de espaldas, apenas cubierta con un pareo.

ALEX: ¿Hola?

La mujer gira. Es Melody Luz. Viste poca ropa, el cuerpo humectado como si recién hubiera salido de un spa. El pelo mojado, la mirada confundida. También la invitaron con un falso pretexto de retiro artístico. Se queda helada al ver a Alex, y parpadea muchas veces como si intentara asegurarse de que no está viendo una visión

MELODY: ¿Alex?

ALEX: ¿Melody? ¿Qué hacés acá?

Silencio. Se miran. Ambos sienten el golpe. Ella cubre su torso con una toalla. Él da un paso atrás.

MELODY: Pensé que esto era una residencia de danza. Me dijeron que había terapeutas corporales...

Alex se rie, nervioso, pero no incómodo.

ALEX: A mí me hablaron de un “proyecto audiovisual artístico”. Seguro hay una cámara oculta.

MELODY: ¿Vos sabías que yo iba a estar?

ALEX: ¡No! ¿Y vos?

Silencio incómodo. Ambos se estudian. La tensión es palpable.

Desde un monitor oculto en otra sala, Las Simuladoras observan todo. Pampita está de pie, atenta. Cinthia come pochoclos. La China toma nota como si estuviera viendo una telenovela.

SUAREZ: La temperatura sube. Miren cómo se miran... todavía hay piel ahí.

GUIRAO: ¿Y si no se animan a hablar?

ARDOHAIN: Se animan. Pero vamos a darles una excusa.

Una voz suave se escucha desde un parlante oculto: “El ejercicio de hoy es explorar el contacto sensorial entre cuerpos que alguna vez se conocieron. Pueden tocarse, observarse, o simplemente respirar juntos. No hay error posible. Solo entrega.”

Alex mira a Melody. Se muerde el labio.

ALEX: ¿Jugamos? Como cuando improvisábamos en el camarín.

MELODY: Solo si no hablás.

Ella extiende la mano. Él se acerca. Se rozan los dedos.

MELODY: Es raro… tocarte otra vez. Como si fueran otras manos, pero el mismo cuerpo.

ALEX: El cuerpo no se olvida.

Ella retira la toalla con un movimiento suave y se sienta sobre sus piernas. El pareo le cae sobre los muslos. Su espalda queda al descubierto. El reflejo de la piel humectada titila bajo la luz cálida. Alex traga saliva. Se sienta detrás de ella, sin tocarla aún.

MELODY: Si te vas a acercar, hacelo de verdad.

Él desliza sus manos con lentitud desde sus hombros hacia los omóplatos. Su piel se eriza. No hay palabras. Solo un movimiento hipnótico, firme pero delicado.

Desde la sala de control, las Simuladoras observan. Rocío y Martu están tensas. La China sonríe, como si se sintiera parte de esta escena perfecta.

Alex deja que sus manos viajen por la espalda de Melody, siguiendo las curvas, los gestos de la respiración. Ella inclina la cabeza hacia atrás, apoyándose suavemente contra su pecho. Él no se mueve. El tiempo parece detenerse

MELODY: ¿Creés que todo lo que fuimos... se puede reconstruir?

ALEX: No lo sé. Pero sé que esto... no lo inventamos.

Ella gira el rostro y roza su mejilla contra la suya. El contacto es mínimo, pero todo en ellos se tensa. Axel le acaricia el cuello con la nariz. Ella cierra los ojos.

MELODY: A veces sueño que volvemos. Pero somos otros.

ALEX: Capaz eso es lo que necesitamos: ser otros.

Sus manos bajan por su vientre hasta posar los dedos justo donde el pareo comienza a deslizarse por la cadera. Ella lo toma por las muñecas, lo guía. Él obedece. Se acomodan sobre la cama. La respiración se acelera.

Antes de que ella pudiera hablar, él cerró la distancia entre ellos, sus labios capturando los de ella en un beso que era todo menos suave. Fue un beso de meses de frustración, de rabia, de deseo no cumplido. Sus labios eran exigentes, y Melody sintió una punzada dentro, como si su cuerpo le pidiera corresponder el calor de Alex con un calor propio. Sus manos encontraron su camino hacia su cabello, tirando de él con una mezcla de dolor y placer.

Alex gruñó contra sus labios, su mano encontrando su mandíbula, sus dedos apretando mientras profundizaba el beso. Podía sentirla cediendo, su cuerpo suavizándose bajo su toque. Su otra mano se deslizó por su brazo, sus dedos trazando patrones en su piel, memorizando la forma en que ella temblaba bajo su toque.

ALEX: Extrañabas esto, ¿no?

Melody no dijo nada, pero sus manos encontraron su camino hacia su pecho, sus uñas raspando ligeramente su piel. Alex sintió el toque como una quemadura, su cuerpo respondiendo de inmediato. Con un gruñido, la empujó hacia abajo contra el colchón, su cuerpo cubriendo el de ella mientras sus labios se movían hacia su cuello, mordiendo, lamiendo, marcando. Podía sentir su pulso acelerado bajo sus labios, el ritmo coincidiendo con el suyo. Melody arqueó la espalda cuando sus dedos encontraron sus pechos, sus pezones se endurecieron bajo su toque. 

MELODY: Alex...

ALEX: Decilo hija de puta... Decime que me extrañas...

Ella lo miró, en silencio, mientras el exploraba todo su cuerpo. Lo deseaba, necesitaba sentirlo dentro, no podía más.

MELODY: Te extraño, Alex...

Melody sintió su erección contra su muslo, dura y palpitante, y no pudo evitar gemir. Sus manos se movieron hacia él, sus dedos envolviendo su longitud, sintiendo cómo pulsaba bajo su toque. Alex suspiró, su cuerpo tensándose mientras ella lo acariciaba, su mano moviéndose con una confianza que solo viene de la intimidad.

Ella lo miró, sus ojos encontrándose con los de él mientras su mano continuaba su ritmo lento. Alex no resistió más, y la dió vuelta poniéndola en 4. Melody jadeó cuando sintió su mano en su espalda, empujándola hacia abajo mientras su otra mano se movía entre sus piernas abriendo su concha.

ALEX: Decime... ¿qué querés?

Melody arqueó la espalda, su cuerpo moviéndose contra su mano mientras las sensaciones la abrumaban. 

MELODY: Te quiero a vos, Alex... Te necesito adentro mio...

Una sola embestida bastó para romperla. Alex la penetró con fuerza, con deseo reprimido después de tanto tiempo. Ella no gimió, no lloró, ni siquiera emitió un sonido. No le dolía para nada; se sentía una mujer nueva después de tanto tiempo. Melody no podía responder, su cuerpo consumido por las sensaciones mientras él la tomaba, cada embestida enviaba olas de placer a través de ella. 

Podía sentir su propio orgasmo construyéndose junto al de Alex, pese al poco tiempo que llevaban, su cuerpo tensándose mientras se acercaba al borde. Él sintió el cambio en ella, su cuerpo apretándose alrededor de él mientras ella se acercaba al clímax. Con un suspiro, su mano se movió entre ellos, sus dedos encontrando su clítoris, frotando en círculos tensos mientras continuaba empujando dentro de ella.

Eso fue todo lo que necesitó. Con un grito, Melody acabó, su cuerpo temblando mientras las olas de placer la consumían. Alex sintió su liberación, su propio cuerpo tensándose mientras se dejaba llevar, su semen derramándose dentro de ella mientras jadeaba como un toro. Se desplomó sobre ella, sus cuerpos cubiertos de sudor, sus respiraciones entrecortadas mientras trataban de recuperarse.

Durante largos momentos, ninguno de los dos dijo nada, sus cuerpos aún entrelazados mientras la realidad de lo que acababa de suceder se asentaba. Finalmente, Alex se movió, volteándola para que pudiera ver su rostro. Sus ojos se encontraron, y por primera vez en meses, no había ira, no había dolor. Solo ellos. 

ALEX: Esto no cambia nada

Melody asintió, su mano encontrando su rostro, sus dedos trazando el contorno de su mandíbula. 

MELODY: Lo se... Pero tal vez... tal vez sea un buen comienzo, ¿no?

En la sala de control, las Simuladoras observan. Nadie habla. Nadie se atreve a romper el hechizo.

Pampita, de brazos cruzados, mira fijamente la imagen de Alex y Melody entrelazados. No sonríe, pero en su postura se nota un respeto que antes no existía. Como si ver el deseo ajeno la conectara con algo profundo.

Morena, sentada a un lado, se muerde el labio y cruza las piernas, nerviosa. Intenta mantener la mirada en la pantalla, pero sus mejillas coloradas dicen todo.

BELTRAN: Es... demasiado. Se están... cogiendo de verdad.

MORALES: Y eso que todavía faltan dos horas...

Morena la mira, sorprendida. Martu tiene los ojos brillantes, los labios húmedos. No lo disimula.

Del otro lado, Cinthia revisa los niveles de audio sin demasiado interés. Pero cuando escucha el orgasmo de Melody, se detiene. Se sienta, abre una botella de agua, pero en vez de tomarla, la apoya sobre su cuello y deja que el frío la despabile.

La China, embobada en la pantalla, tiene las piernas cruzadas de forma elegante, pero con las manos acaricia el borde del asiento sin darse cuenta. 

SUAREZ: Esto es real. Lo que les pasa... No lo simulamos. Solo les dimos permiso para sentirlo otra vez.

Lali, tirada en un puff, se estira intentando disimular lo acalorada que se siente

ESPOSITO: Bueno, chicas... una cosa es reconectar... y otra es que nos dejen a nosotras así, mirando nomás. ¿Nadie piensa en el equipo técnico?

Rocío, seria, intenta mantenerse profesional. Tiene las manos entrelazadas entre las piernas, como si así pudiera mantener el control.

GUIRAO: ¿Esto... está dentro del protocolo?

ARDOHAIN: Ningún operativo es igual al anterior. Y cada energía... se canaliza como puede.

Majo, que hasta ahora había permanecido en silencio, sentada junto a Morena, se mueve incómoda en su asiento. Tiene la respiración agitada. Cuando ve a Melody arquear la espalda y a Alex embestirla, acabando, emite un leve suspiro. Las demás la miran.

ESPOSITO: Ajá... parece que la nueva también está sintiendo los “efectos colaterales”.

MARTINO: Es... mucho. No pensé que iba a ser tan... real.

SUAREZ: ¿Querés que bajemos el volumen?

MARTINO: No... No hace falta.

Se hace un silencio. Como si todas compartieran la misma respiración.

Entonces Martu se levanta y, como jugando, se sienta en el borde del escritorio frente a Rocío. Cruzan miradas. Rocío no se mueve, pero sus pupilas se agrandan. Martu le acaricia la rodilla con un dedo, suave, casi burlona.

MORALES: Si ellos están actuando… ¿por qué nosotras no?

A Rocío le brillan los ojos, pero no responde.

Detrás, la China camina lentamente hacia Morena, que sigue en su lugar, tiesa. Se sienta a su lado y le acaricia el brazo. Morena cierra los ojos un segundo, vencida por el calor del momento.

Pampita, de pie como una diosa inalterable, se gira lentamente hacia el grupo. Su mirada es suave pero firme.

ARDOHAIN: Si alguna no quiere... es momento de irse. Si deciden quedarse, podemos dar el operativo por terminado...

Silencio atroz. Nadie se mueve.

SUAREZ: Entonces... empecemos por sentirnos. Nosotras también somos parte del operativo.

Pampita se quita los zapatos de tacón como si al hacerlo también se quitara el peso del liderazgo. Se sienta con elegancia sobre un diván, dejando que su vestido negro se deslice un poco más de la cuenta por sus muslos. A su lado, Eugenia  ya está acurrucada, con la cabeza recostada en su hombro. La mirada de Euge está llena de deseo, el mismo que viene acumulando desde el inicio del operativo.

Del otro lado, Lali se descalza, riéndose por lo bajo con Martu, que no para de hacerle comentarios morbosos al oído. Martu está vestida con un conjunto deportivo que nunca usa para hacer deporte. Se le arrima sin disimulo. El calor entre ellas no es nuevo. Desde el operativo pasado que no paran de tirarse comentarios de deseo una a la otra. 

Cinthia abre la conservadora, buscando unos tragos. 

FERNANDEZ: Una ronda y se relajan. La misión todavía no terminó - dice, pero nadie le contesta. 

Guirao ya está semi tumbada sobre la mesa, con More sentada sobre sus piernas, masajeándole los hombros, mordiéndose el labio como si no supiera bien si lo hace por nervios o por deseo.

Pampita mira a Majo. Le hace un gesto con los dedos llamándola, suave, pero firme. Majo obedece, caminando como hipnotizada. Se sienta al borde del sillón, pero Lali, sin aviso, la empuja con el cuerpo para que quede más cerca de la China, que de inmediato le acaricia el brazo desnudo con la yema de los dedos.

Martu se acerca por detrás y le susurra a Majo

MORALES: Te juro que esto es más terapéutico que cualquier sesión con el psicólogo.

Majo se ríe, entrecerrando los ojos. Cinthia le pasa un trago directo en la mano.

En un rincón, Morena se anima a más. Tiene las mejillas encendidas, pero sus dedos exploran la espalda de Rocío. Guirao, siempre tan calmada, se estira como una gata , soltando un suspiro en el oído de More.

Caro y Euge ya no están hablando. Se están besando. Despacio. Como si el tiempo no importara. Y sin abrir los ojos, Pampita se aparta apenas para sonreírle a Majo, dándole confianza

Martu, animada por el ambiente, se tira de espaldas en el suelo, riéndose como nena traviesa, y le tira con una de sus zapatillas a Lali, que se la devuelve pero con el cuerpo encima. Quedan pegadas. Lali le susurra algo y Martu se muerde el dedo, excitada y divertida.

Majo, mientras tanto, está atrapada entre la calidez de la piel de Eugenia y la mirada de Caro, que desde el otro rincón la tranquiliza.

La voz de Alex las hace salir de este sueño sexual que estaban presenciando. Lo oyen venir por el pasillo, lento, cansado, pero buscando a alguien.

ALEX: Cozzetti?

Lali se separa de Martu con un último pico, colocando con prisa la túnica sobre su cuerpo desnudo. Antes de ponerse de pie, le promete algo a Martu en el oído:

ESPOSITO: Esta noche te hago mierda, pendeja...

ARDOHAIN: Salgamos, no nos tienen que ver acá... A Lali tampoco...

En el pasillo Alex y Melody, desnudos, revisan alrededor buscando a la pelirroja. La verga de Alex, muerta después de explotar dentro de su amada, cuelga con gracia entre sus piernas como el péndulo de un reloj; mientras que el cuerpo chiquito y menudo de Melody parece temblar del placer. 

ALEX: ¿Y la brujita sexy? Estaba acá hace un rato...

MELODY: Laura tampoco está... Ella fue la que me escribió a mí.

Tras ellos, una voz familiar los obligó a darse vuelta, y también obligó a Lali a improvisar. Majo, también desnuda pese a la escena interrumpida con sus nuevas compañeras, se acercó a ellos...

MARTINO: No hay ninguna brujita sexy...

Alex y Melody la miraron, confundidos al principio… hasta que la conexión cayó como un rayo.

ALEX: ¿Majo? ¿Fuiste vos...? 

MELODY: ¿Vos armaste todo esto? 

Majo asintió, bajando apenas la mirada, pero sin dejar de sonreír.

MARTINO: No podía verte así, Alex. Estás hecho para brillar, no para marchitarte. Y vos, Melody... no me odies, pero te extrañaba para él. No podía dejar que esa historia se muriera.

Hubo un silencio que pareció eterno, hasta que Alex soltó una carcajada y la abrazó con fuerza, casi alzándola del suelo. Melody se unió al abrazo por detrás, y los tres se quedaron así, desnudos, desarmados, pero completos.

ALEX: Te vamos a deber esta toda la vida, hija de puta

MELODY: Para siempre, amiga... para siempre...

MARTINO: Solo los reuní, ustedes fueron los que hicieron lo demás...

Majo rió, pero su mirada viajó, fugaz, hacia las sombras del pasillo. Allí, ocultas tras una puerta entreabierta, las verdaderas artífices del operativo observaban en silencio: Pampita, Lali, Euge, Cinthia, Martu, More y Ro.

Alex nalgueó a la panelista con fuerza, la ternura ya había desaparecido y el Alex de siempre estaba de regreso

ALEX: Siempre me gustó este culito pomposo

MELODY: Majo, no creo que sea suficiente para pagar lo que hiciste por nosotros, pero... no podés rechazarnos un trío, ¿no?

MARTINO: Supongo que no... ¿los dos están de acuerdo?

Alex y Melody asintieron a la vez, sus dedos entrelazados.

ALEX: Nuevo Alex, nueva Melody. Ya no somos tan tóxicos como antes.

MELODY: A los dos nos gusta coger, no vamos a privarnos de hacerlo con otras personas.

MARTINO: Entonces... busquen su ropa y vámonos de acá...

Mientras la parejita regresaba al salón en busca de sus prendas, Majo se acercó a la puerta para despedirse de sus compañeras. 

MARTINO: Caro, te agradezco por todo lo que...

ARDOHAIN: No hace falta que nos agradezcas, con el pago es suficiente.

MARTINO: Pero... nunca hablamos de guita

ARDOHAIN: Es cierto, pero los operativos tienen una serie de gastos que cubrir, lo dábamos por sentado.

MARTINO: ¿De dónde saco yo toda la plata? Esto debe haberles costado un vagón...

ARDOHAIN: Podemos llegar a un arreglo, que no implicaría dinero... ¿Estás dispuesta a trabajar para nosotras?

MARTINO: Si, si... Lo que necesiten...

ARDOHAIN: En ese caso tu deuda quedaría saldada, a cambio de tus servicios a futuro. Bienvenida a la Brigada B, Martino...

Estudio Bienestar, Recoleta, Buenos Aires.
7 de agosto, 14:00hs

Majo, Alex y Melody salen juntos del estudio. La camioneta de Alex los espera afuera, pero antes de subir Melody los detiene.

MELODY: Una foto, ¿no? Por el reencuentro...

Los tres se colocan en la puerta del estudio y toman la selfie con el teléfono de Alex. Antes de continuar su marcha, una voz los detiene otra vez. Una mujer morocha, con lentes de sol y gabardina, los mira con una sonrisa confiada.

ARDOHAIN: Disculpen... ¿Alguno tiene fuego?

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Un día con: Morena Beltrán

Me levanto a las 08:15 AM, luego de varias horas de buen sueño. Hoy particularmente tuve un sueño un poquito "perverso" con un compañero de trabajo. Quién creen que sea?. Abro los ojos y recorro mi cuerpo con las manos, para empezar el día con buena onda me gusta tocarme incluso antes de desayunar. Me chupo un dedo de la mano derecha, mientras que con la izquierda me acaricio y aprieto las tetas por encima de mi top blanco, bajando hasta mi tanguita roja y acariciando mi vagina por encima de la tela. Me encanta tocarme imaginando que mi algún jugador o famoso me da los buenos días con unas buenas embestidas. Comienzo a jadear y a sentir cada vez mas caliente mi cuerpo, así que me saco el top y la tanga. Mojo 3 dedos de mi mano derecha y los voy metiendo de a uno, despacio, mientras presiono mis pezones y sigo aguantándome los gemidos, cada vez con mas intensidad, hasta que generalmente termino buscando uno de mis dildos. Lo lubrico todo con mi lengua y empiezo a jugar, explor...

Las Simuladoras | Cap. 1: Ganadoras por goleada

Hace 3 años que se disolvió el equipo. Cada una siguió su camino, pero siempre tuvimos el deseo de volver. Finalmente nos resolvimos a retomar el grupo de simulación de operativos, porque los pedidos se estaban acumulando. Sin embargo, nosotras 4 eramos incapaces de abarcar todo lo que un operativo demanda. Era momento de ampliar el personal, necesitabamos sangre joven y dispuesta a continuar con esto si nosotras decidíamos retirarnos de nuevo. Pero no ibamos a poner un aviso clasificado, ni un mensaje privado. Ellas iban a venir a nosotras... 16 de Julio de 2025. 11:30hs Plaza Miserere, Buenos Aires, Argentina. Morena se sentó en uno de los bancos mirando al monumento de Rivadavia, como se lo habían indicado. Revisó el celular un segundo. Entre la catarata de DMs con fotos de pijas, o invitaciones a cenar de pibes, estaba el mensaje que la había llevado hasta ahí. "Recibimos su pedido, Beltrán. La espero a las once y media de la mañana del viernes, en Plaza Miserere. Sea puntual,...

Los ruidos de la vecina - Magui Bravi x Noe Marzol | CaliArgenta

La tarde caía sobre la plácida Villa Urquiza. Mi hijo, Galileo, dormía plácidamente en su cuna. Su respiración suave era lo único que debería haber llenado el aire, pero no era así. Desde que me mudé a este departamento, los ruidos de la vecina del piso de arriba habían sido una constante. Aparentemente se llamaba Noelia, por lo que decían los vecinos, y tenía una vida sexual que parecía no conocer límites. Sus gemidos y risas resonaban en mi techo como un recordatorio constante de que yo, Magui, una madre primeriza de treinta y siete años, estaba más sola que nunca en este aspecto. No era que estuviera celosa, o al menos eso me decía a mí misma. Solo necesitaba paz, silencio para poder descansar y cuidar de mi bebé. Con un suspiro, me levanté del sofá, ajustando la manta que cubría a Mateo. La decisión estaba tomada. No podía seguir así. Tomé un respiro profundo y salí de mi departamento, subiendo las escaleras con pasos firmes pero silenciosos. Mi corazón latía con fuerza mientras me...