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Entradas

Mostrando las entradas de agosto, 2025

Las Simuladoras | Cap 6: Victoria internacional

  Bar Unión, Ezeiza, Buenos Aires 15 de agosto. 20:30 hs. Era viernes a la noche y el microcentro se desarmaba en una mezcla rara de oficinistas que escapaban de la rutina y turistas que buscaban perderse en las calles. Menges, con el saco colgado del brazo y la cabeza cargada de números y papeles, caminaba sin rumbo fijo. Una esquina iluminada por un barcito de madera y vidrios empañados lo tentó. No lo pensó demasiado: empujó la puerta y se dejó envolver por el olor a café, alcohol barato y madera húmeda. El lugar estaba medio vacío. Un televisor al fondo mostraba un partido en silencio, y en la barra, un hombre en silla de ruedas secaba vasos con serenidad. Tenía barba recortada, ojos vivos, y saludaba a cada cliente como si lo conociera de toda la vida. Menges pidió una cerveza y se sentó en la barra. El bartender se acercó con una sonrisa. RAMIREZ: Primera vez acá, ¿no? MENGES: Sí, venía de la oficina, necesitaba cortar un poco. RAMIREZ: Este es buen lugar para eso. A veces un...

Querida Cali: Laurita y el desconocido

Querida Cali: Me llamo Agustín, tengo 19 años, y esto pasó hace unos meses en la costa. Una de esas noches donde el calor te pega en la piel, y la cabeza te pide hacer algo zarpado, algo que sabés que no deberías, pero tu cuerpo no puede resistir. Salí a caminar esperando encontrarme algún travesti con quien divertirme, pero me encontré algo muchísimo mejor, y gratis. La vi de casualidad: Laurita Fernández. Salía de un parador iluminado por luces amarillas que se mezclaban con el sonido del mar. Mini short blanco que apenas cubría sus hermosas piernas, remera corta que dejaba ver su abdomen plano y las tetas firmes, redondas, con pezones marcados que se marcaban bajo la tela. Su pelo rubio suelto, brillando bajo la luz, y esa forma de caminar que mezcla gracia y provocación. No estaba sola. La acompañaba un tipo enorme, un negro alto, espalda ancha, brazos musculosos que parecían hechos para romper puertas. Caminaban pegados, riéndose, con esa complicidad de quienes se conocen hace muc...

Las Simuladoras | Cap. 5: Un puma y un amor

  Bar Unión, Ezeiza, Buenos Aires 7 de agosto. 22:15 hs. Roberto Ramírez acomodaba vasos en la barra con la misma precisión que un joyero pule diamantes. Afuera, la noche de Buenos Aires estaba pesada y húmeda, pero adentro el aire olía a cítricos recién cortados y a gin. Su barra era todo para él, y se movía entre botellas y vajilla con fluidez. El chirrido de la silla de ruedas al moverse era lo único que perturbaba el silencio de un jueves pacífico, hasta que... La puerta giratoria se abrió y Morena Beltrán entró arrastrando una valija pequeña. Vestía un buzo oversize y el pelo atado en un rodete improvisado. RAMIREZ: Mirá quién volvió de Miami... BELTRAN: No me digas que me extrañaste, Rober El bartender se puso a preparar lo de siempre. Scottish Hooligan, con hielo, en vaso chico. RAMIREZ: Extrañar ni en pedo... pero tuve que fumarme a todos los otros clientes. sabés que sos mi favorita. BELTRAN: ¿Porque soy famosa? RAMIREZ: Porque sos de boca, nada más. ¿Que tal el Inter? Vi ...

Querida Cali: Una noche salvaje, con Eva Anderson

  Querida Cali: Me llamo Federico, y tuve una noche salvaje con Evangelina Anderson. Esta es mi historia: El cielo se volvió gris en cuestión de minutos. Esa luz rara que anuncia que algo feo viene bajaba sobre el barrio, y yo, con las manos apretadas al volante, miraba cómo el limpiaparabrisas apenas podía con el agua que caía. No conocía esas calles, todas parecían iguales, y la tormenta las había vaciado por completo. El motor hizo un ruido seco, tosió dos veces y murió. Giré la llave otra vez, y nada. Ni un intento. —La puta madre… —me salió casi un llanto, golpeando el volante. El aire adentro del auto estaba denso, con olor a humedad, y me estaba empezando a empapar aunque todavía no había abierto la puerta. Sabía que si me quedaba ahí, me iba a cagar de frío, así que agarré la mochila, la colgué al hombro y me lancé al agua. El golpe fue inmediato: la lluvia me pegó en la cara como agujas heladas. En segundos la camisa se me pegó al pecho y los jeans me pesaban como si me hu...